―Muy bien, señor Flauta.―Apoyando codo en
el atril.― ¿De verdad quiere hacernos creer que el distinguido señor Tambor se
evaporó por arte de magia?
Tensión reinara en el cuadrilátero
justicia, tras la plica en formato cuestión retórica lanzada por el fiscal
hueso. Flauta, sudó lo que no sudara los últimos trece años antes de volver a
narrar la milonga…
Fue al anochecer, como ya dije, bajaba por
la avenida Mojada en compañía de la señorita Huecos, cuando de repente salió de
la nada don Tambor, rápido, abalanzándose azaroso a las esculturales de Huecos
en plena Mojada.
― ¿Quién?
Tambor…
― ¿Tambor andaba mojado?, señor
Flauta.
No, nadie se mojó. Tambor se precipitó
contra Huecos y me vi obligado a pararle…
―Veamos…Tambor no estaba mojado y se lanzó
al hueco obligándole a detenerle…Es decir, Flauta tocó el tambor antes de entrar
en hueco que iba mojada… ¿no es así?
Hueco se replegó, señor, al ver a Tambor
tan excitado…
― ¿Mojado?
Excitado en la Mojada…Y yo entré por
medio…
―Entonces…Flauta entró en hueco cuando
sonó el tambor porque estaba mojada…
― ¿Quién entró?―Preguntó el
juez.
La mojada es la calle donde Tambor atacó a
huecos y a mí, don Flauta…
― ¿¡¡¡Qué tambor entró en huecos y agarró
la flauta hasta mojarla!!?
No, no, no y no. Yo, ni me mojé, ni me
mojó…Nadie se mojó…Huecos retrocedió en la calle Mojada mientras agarré a
Tambor… (Quedara pensativo)
― ¿Quién mojó, entró en el hueco y se
zampó la flauta?―Avizoró confiado el fiscal
¡A la mierda!...Cuando toqué el tambor
ella se mojó y mojé…
― ¿Con qué?
¡Coño! Con mi
flauta…
P.D. Disculpen la broma, no lo pude
evitar.