miércoles, 18 de abril de 2018

Querida incoherencia.

Querida incoherencia:

Mis presentes por fin caminan por lo inmediato obviando futuribles, pues prefiero reír ahora a ensoñar alegrías mañana, la semana que viene, dentro de tres meses o puede que tanscurrido un lustro.
Fuiste buena compañera en momentos que quedaron grabados en mi memoria: Como cuando no me dejaste pensar en la estrellada noche del encuentro, verano primero que cambió mi vida gracias al arrojo inculcado por tu presencia. Diera paso acercándome a la perfección en porte hermoso, preguntando tonterías que escondían atracciones irresistibles. Para acabar compartiendo con ella la vida, la noche, la espera, vehemencia y su adversa gracias a tu intervención desmedida.

Pero de gracias también obraste desastre nublando mi razocinio en las justas que debiera. Cuando dejé gobernar las creencias favoreciendo naufragios pagados con intereses, años subyugado a tormento, preocupado por esos futuros inciertos en presentes olvidados por no vivirlos.

Por todo y nada, me despido de tu compañía dejándote una habitación en mis adentros. Pues eres necesaria para mis sueños. Ya sabes, construír imposibles en el ensoñado para volar por cielos claros, jugar con las estrellas, beber agua en las cumbres de la fantasía, la casa de la incoherencia. Y sobre todo hablar con ella, mi amada que me espera y tú la resucitas cuando el cansancio vence, las ansias se multiplican, las ganas sacian cuando mis oídos captan la música que fuera.

Al día, los míos, no tengo otra ni la deseo. Disfrutar de lo poco cercano que es mucho más que lo posible inalcanzado, hasta que despertar no pueda por el deseo concedido por la natura, con la ternura de quien reencuentra.

Espero comprendas mi postulado egoísta, seguro que sabrás administrar mis decisiones presentándote en la hora final y mostrar ese ensoñado que se convertirá en realidad.
Al menos es lo qué espero, lo qué deseo o mi última incoherencia.

Con la mano en el corazón, me despido hasta que los sueños afloren o decidan raptarme por siempre.
Ante todo, gracias.

©La Ranura De La Puerta.

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