EL PROFESOR DE MÚSICA por Dadelhos
Pérez
Imaginad
una hoja moribunda que a duras penas se agarra a su madre en el alto
copa, que si ojos tuviera, lágrima pariría en su viaje muerte, su
final vida... Imaginad desde los sentires cual colchón, el adormecer
que la arrastran en baile tenue por el viento Dios que abraza a la
inerte, triste y rendida, frente a la intemperie novedosa del vuelo
escueto hacia la nada suelo que resulta madre del árbol, el mismo
que la despide en primera linea de entierro; mientras sus hermanas la
acompañan en danza silencio en nuestro otoño, que es su invierno.
Embelesa
su óbito en giro remolino que alza cuerpo ocre, viajando metros
entre idénticas sin punteras de baile clásico. Al compás del
maestro que sopla endulzando batuta e indicando con la izquierda
volumen afásico... Entra cuarteto cuerda rompiendo zozobra y el
viento invoca soplo laxo que mantiene suspendidas, casi paradas, a
las tantas que se rozan en espectacular danza, siguiendo al
violonchelo que las llama y el violín, después el llanto de la
viola que presenta el acorde piano...
La
música es el momento siguiente a la imagen que presta rozando el
alma que se entrega emocionada por la simplicidad, puesto que en la
extrema soledad, en vuestros rincones del recuerdo, de la
introspección y comunión del adentro con el afuera, renace el
instante magia cual beso en mejilla de musa, susurro al oído de
amada, abrazo de madre, padre... Miradas cristales, silencios
novelas... En la bella interpretación, no de lo que fue, sino de lo
que sentisteis al contemplarlo, dibujando en el pentagrama las notas
que son letras para escritor, en vuestra humilde pero empática
versión de lo que fuere para recordarlo de esa sonora manera,
eterna.
La
magia llega, la magia impregna los universos vastos de los vivos
literales, ya que cada cual interpreta a su forma, transmitiendo de
la misma manera lo que transmite el compositor, y sin reglas que de
nada sirven llegados a la madurez, querida clase. Para hablar,
conocer; para componer, contemplad. Todo lo que nos rodea grita
silencios o calla bramidos, ¿quién lo puede saber? Cada individuo
lo filtra diferente siendo para todos lo mismo, y llegado el estreno
de quien se detuvo ante lo insignificante como el sepelio de hoja en
parque otoño, comprendiendo lo que es a través de la inspiración
vislumbrada... Llega a todas y cada una de las almas asistentes,
donde me atrevo a incluir ratones y gatos... Porque todos fueron hoja
ocre bailando en el capítulo de sus desdenes.
La
magia de la composición perfecta está en la contemplación del
imperfecto que acaba definiéndonos... Salid a la vida, olvidad los
sobrantes del consumismo y componed la oda de vuestra existencia
desde el entendimiento hacia lo ajeno... Se acabó la clase por hoy,
id al mundo y presentaros como quien sois, atended y observad, puesto
que en él radica la verdadera enseñanza que os conducirá a la
inspirada que tanto anheláis.
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