LA
ENSALADILLA (Micro/humor)
Sonó sirena que daba pistoletazo en la hacienda cultural del pueblo
perdido, entrando adultos ávidos por nuevos conocimientos a las
distintas aulas con diferentes temas, todo redundo en la idea de
aprender valías que valieran; de ahí la clase de poesía que más
bien parecía junta de ensoñados divagando sentires y rabias; la de
ajedrez, donde tres piratas ancianos dados al juego compulsivo
arruinaban esperanzas de novatos en parcos movimientos. La de
repostería, situada en la sala donde la puerta era más oronda,
casando perfecta con golosos y golosas que devoraban ingredientes
antes de cumplir el plato del día... ¿Prosa? Prosa también había,
aun siendo clase del silencio, conquistada por el papel preñado por
clásicos y modernos...
Y la que nos ocupa en la historieta que no era otra más que de
cocina popular, dirigida por el chef especialista y propietario de la
tasca vino barato situada en el centro, donde servía los platos del
terreno con desparpajo y siempre sonriente aunque caía en la botella
cuando el sol no lo vigilaba, dicho esto, entremos sigilosos en la
clase del buen comer y atendamos los extraños revenidos por
infortunios buscados en el amago trago de madrugada... Que entre el
primer pie de la gran fantochada...
— ¡Pana, mala liendre saltó al gato, muchacho!—Desconcertado el
venezolano que ayudaba allá en aulas que requiriesen de sus
servicios. —El chef ronca pedo, tumbado en el suelo del corredor
trasero...—Interrumpido fue.
—Francisco Leotardo, esta es historieta prosa en recto sin
esquinas, no oda salteada en casamiento fácil... Si el chef anda
roncando y el aula rebosa, no queda otra. Nosotros daremos la clase
del papo ingenioso enseñando a cocinar plato facilón, ensaladilla
será la mejor opción de primera, y según salga, improvisaré
segundo plato ganando agrados.
EN LA CLASE:
—Agárrense cuchillo y papa tras duchar en templada corriente y
troceen, troceen como troceaba Juliana, esbelta cocinera
soviética que inventó la ensaladilla española, la que aquí
llamamos rusa y en mi país de esa...Verde se hierve en cuenco al
fuego, menudo invento, y huevos de gallina, no se me alteren, para
ligar mahonesa que no mayonesa... Batidora preparada, vaso alto de
plástico a juego con la eléctrica que monta... Picado ajo en fondo
con pizca de sal y huevo, huevo más huevo para cubrir de aceite de
oliva... Majamos, no; pulsamos el “on” del batidor que bate en
segundos lo que minutos traería el majado... Presten atención, por
favor, no lo repetiré... Guisantes, alubias, zanahoria, pimiento
verde, rojo, amarillo; acelgas por castigo... Garbanzos, puerros,
cebolla, vinagre, cava, dos cucharadas de cacao en polvo... Todo a la
bandeja mezclado aun sin picar, creando montaña sin carne que asuste
al comensal y desista probar el invento. —Finalizó el venezolano
advirtiendo el desespero de la clase, para anunciar al castellano que
enseñaría plato novedoso sin ostentar talento.
—Segundo plato de elaboración tradicional donde el quehacer marca
la diferencia. Agarren la botella de vino y descorchen, sírvase al
gusto en cualquier vaso y beban, beban, sirvan y sirva para seguir
bebiendo... Cuando acaben el contenido del vidrio, se retira
agarrando otro y repitiendo jugada... Así hasta caer en espiritoso
efecto que anulará rechazos frente al nauseabundo plato de mi buen
amigo el venezolano.
®Dadelhos Pérez
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.