lunes, 7 de noviembre de 2016

A las cuestiones (Artículo de opinión)


Soy consciente de la consciencia que pierdo, o se pierde, cuando entablo conversación silenciosa con cualquiera de las musas (pues tantas existen como tantos las pretendemos) pero mi labor cual escriba queda alejada de las ventas o metas interactivas por culpa de la innata vocación reconvertida desde años en profesión. Vender se vende, no voy a negarlo, aunque prefiero surcar las sendas personales que aglutinan universos que encierran universos a ese ridículo tira y afloja por ser o no ser (menuda memez) pues todos somos independientemente de las ensoñaciones o anhelos de nuestras almas. Vamos, vender en las librerías y asociaciones de siempre con trato personal, a la vieja usanza.
He leído auténticos genios (o genialidades para ser más concreto) en la madre red, el inmenso lago de las ideas, los ideólogos y también de idealistas empeñados en idealizar mediante la letra. Y también he decaído ante los/las más “cotizados/as” del vasto prado de la auto-publicación, cosa que deja en evidencia la errónea arte publicitaria en el abarrotado cosmos que compartimos. Como la vida misma pero sin el trato directo teniendo en cuenta que es apreciación personal, para gusto los colores.
Aborrezco a los tachadores convulsivos que no ofrecen más que ridiculez pueril a pesar de lo refinados y cultos que pretendan aparentar con sus comentarios cáscara (pues sobran) cuando después de leer una buena composición me encuentro con la crítica del criticador “profesional” buscando las branquias al gato (cosa imposible) Pero no termina ahí, pinchar y conocer que excelencia ofrece el excelente con derecho frente a sus semejantes de juzgar o dirimir cual es el color más bonito… Es entonces cuando la tristeza se apodera de mi alma y me dan ganas de perder todas las ganas para regresarme a mi mundo de letra, el real, el auténtico. Ya sabéis, encerrarme en mi estudio rodeado de libros para surcar las cúspides y después bajar a los infiernos tecleando frenético… El riesgo de ir navegando por la red cual juez te expone a juicio, y si tus escritos son de parvulario frente al criticado… Bueno, ahí lo dejo.
Os aclaro que no me estoy refiriendo a nadie en concreto, no es algo personal aun llegando a convertirse exactamente en eso. Leí una crítica de amargado sobre un escrito soberbio que pecaba de alguna que otra falta de ortografía, es cierto señor cabezón sin talento, pero la composición supera con creces las calidades, los infiernos, los cielos o cualquier mundo imaginado que imaginativo pueda llegar a imaginar. Una oda perfecta en su matriz que seguro que la autora la parió in situ, sin correcciones, teclear y publicar; puesto que trenzó perfecta el mensaje con parcas palabras, sin rodeos, sin evidentes claridades y con un vocabulario no rico, millonario. Como dije, obra de arte.
En cuando a mí, no soy demasiado asiduo a las redes sociales como seguro muchos se habrán percatado, ando en mi mundo físico bastante ocupado al igual que el resto de la creación (y que quede claro que soy ateo, no agnóstico, ateo) Prosigo con mis proyectos finiquitando novelas, la composición musical para un documental y poco más (que os aseguro que es bastante) En pocas palabras, mi tiempo anda vendido durante larga temporada. Aun así responderé a las curiosidades que muchos y muchas me habéis preguntado en el blog con el afán de que no sigáis preguntando lo mismo (jejejeje) es que me aburre contestar lo idéntico, de ahí este artículo introspectivo…
Hay muchos métodos para componer literatura (a cada maestrillo su librillo) pero lo más esencial es leer para adquirir las herramientas necesarias para después escoger tu plan de trabajo. Yo sólo marco en mi mente la base de la historia, no suelo esquematizar las novelas con el afán de perfeccionarla al máximo pues lo perfecto siempre anda tarado de su adverso, así la sopa sale natural, sin postizos. (Bajo mi punto de vista)
Para escribir es imprescindible pasarlo bien, de ahí que me sorprenda en cada párrafo como si fuera un lector más. Lo hago marcando ciertas pautas para no salirme demasiado de la trama, es decir, por ejemplo. Pablo sale de su casa y llega al trabajo (capítulo uno) sé dónde empiezo y termino, nada más.
Escribo siempre en mi portátil aunque uso otro teclado inalámbrico, uno de esos que puedes ir al baño y seguir escribiendo. Y sí, produzco ingente cantidad literaria al día, en ese sentido juego en las ligas mayores, tengo infinidad de poemas, relatos y novelas castigadas en el disco duro externo a la espera de ser publicados o regalados, cosa que me encanta hacer con diferentes ONG´S de mi ciudad un par de veces al año.
Y las promociones, el gran reto frente a la profesionalidad. Tenía pensado escribir un artículo con los pormenores acerca del tema, cosa que culminaré cuando tenga un momento. Pero puedo adelantaros la realidad del mercado:
Internet ofrece un zoco inmenso donde entran todos los países del mundo, es verdad, pero debes ser honesto contigo mismo. ¿En que división juegas?… Es como agarrar al equipo de fútbol del barrio y enfrentarlo al Real Madrid, Barcelona, Milán, Boca… Puede que ganen el partido, es esa mínima posibilidad frente a lo más probable, la derrota.
Para alcanzar un gran mercado primero debes tener uno pequeño, minúsculo, autóctono como el de tu ciudad, por ejemplo. Es más sencillo comenzar por tu zona ya que los resultados son inminentes procurando las tan deseadas ventas. Internet es importante, por supuesto, una herramienta esencial en el futuro (siempre y cuando tu meta sea convertirte en una vaca sagrada, porque quizás ganar un buen sueldo conquistando el mercado real te sirva) Ya ahondaré más en el tema en el artículo pendiente…. Hasta entonces, hasta ahora. Sean felices, lean y escriban, por supuesto.
®Dadelhos Pérez (La ranura de la puerta) 2016
Puedes ponerte en contacto conmigo para cualquier petición mediante el formulario de contacto sito en el lateral de esta página. Te atenderé con la máxima brevedad.

GRACIAS POR VISITARNOS.