Soy hoja
vencida por ráfaga brisa en el vértice sonrisa de mis otoñales. Danza
deslizante por la occisa que me clama, allá donde reina el final de los pesares
por el beso a mortales de la eterna.
Soy vieja arruga que muestra el cauce surcado por llantos, mohín
o espantos regalados por la existencia. Soy carne que se encuentra, susurro
amartelado, beso apasionado y recuerdo que alienta cuando tiempos quiebran sin
borrar los soportados, en cada tara de mi cuerpo, en cada grado… Que mi alma
alcanzara en estado enamorado y mi cabello encaneciera perdido, desorientado…
P.D. Las heridas de carne no siembran dolor que tara
cicatriz, las del alma secuestran y condenan. No estoy descubriendo novedad en
el falaz insistente que bombardea realidad casi siempre ignorada por sus
propietarios.
Amar es nuestro mayor delito siempre que medie interés
descompasado…Y no me malinterpreten, me refiero adentros encontrados que claman
perderse con caricia, beso y pecado…Negados por circunstancias, olvido, una
piedra o simple cantar de pájaro.
Ella, hielo que quema… Y él, (yo), siempre extraviado…
Mensaje sin adobe para los ojos de la bella en la celebración
de nuestro aniversario…. ¿Te acuerdas de estas letras?
Yo las sigo recitando…
©Dadelhos Pérez