Atardece en los fulgores de tu mirada, tentación precipitada alcanzando necesidad alimento al cruzar la línea primera, acceder al pórtico del sentimiento, entrar mar adentro compuesto de bellezas, susurros verso, añoranza rendida que en hora ausencia conquista mi presencia empecinada en nuevo encuentro.
Pero sigue atardeciendo en las ventanas de tu alma, silencios lejos de calmas por esencias que rinden, pierden, marchan y me dejan. Al son callado de quien soporta las penas sentado a la vera del sufrimiento, nuestra esfera lecho de sábana piel, colchón deseo, almohada confidencia...
Atardecen los fulgores de tus ojos perla, apagando efervescencia al ritmo mortuorio del vivo mortificado, mientras te sonrío agarrando tu mano y te adentras en el gélido crepúsculo, borrando atardeceres condenados en mi mente cual recuerdos desde este preciso momento, hasta el instante ahora anhelado de volver a encontrarnos más allá de la carne (…) más allá del recuerdo.
Vivirte fue oxígeno, recordarte supondrá añoranza y morir será mi alabanza ensoñada por la necesidad de hallarte...Atardeció tu mirada sincera sin borrar de mis adentros tu esencia, tu sonrisa, tus caricias, atenciones, enfados, reconciliaciones...
PD. Las pérdidas nos pierden sumidos en tremendo cataclismo que absorbe nuestro pequeño cosmos, plagando vacíos donde anidaron llenos.
Es parte de la lección existencial, nada podemos, que cambia visiones y aparca confusiones para idealizar lo que fue por necesidad.
Es lo que hay, el café tras degustar copioso almuerzo, puede que pago justo para elevar nuestra existencia al peldaño milagro…Puesto no hay momento con más vida que morir, al menos eso dicen...
Sin el más que rescata al menos en el resultado matemático de las cuantías variopintas del universo existencia, me despido no sin antes desearte de lo bueno lo mejor con un hasta entonces, hasta ahora.
Dadelhos Pérez
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