lunes, 1 de febrero de 2016


ATRAPADO EN MI TIEMPO A DESTIEMPO por Dadelhos Pérez


Siempre cuento al bajar, es costumbre del niño que murió atrapado entre las medallas que te otorga la vida; aun así los cuento, siguiendo más lento la sintonía idéntica de mi infante muerto, regenerando las inocencias que con él huyeron, acariciando lo fantástico vuelto aburrimiento, buscando recodo olvido donde redundo olvidara esa obligación primera que todo ser vivo tiene, la de vivir viviendo.
Me enojo, maldigo en sordo chillido que afuera es mudo y adentro eco constante, siempre presente en lejanías cercanas, en cercanías abismales, en lo bueno que probara durante mis durante; y lo malo encallado en el recuerdo adulto, la enfermedad que te despierta en las brumas del razonamiento; pues niño esperaba descubriendo, y ahora, descubro la espera de esperar por mera espera… Sin prosas pesadas que vagas se aligeran, entrando en el romancero que encandila vislumbrando la rima que recuerda la vida, sin coma ni pero… Cuando ninguno me queda por contar, me despierto…

¿Qué tal señor, Tomás? —Se repite el portero.

Ando medio cojo, me duelen las manos, no siento los dedos; cada vez me cuesta más bajar las escaleras, me he hecho viejo…

Suba y baje por el ascensor

Serás bobalicón, si por el trasto ese subiera y bajara, ¿Cuánta vida me quedaría en el laberinto del aparcado en la nada? Mataría las esencias que los peldaños me cuentan cuando los cuento en mi bajar, pues al subir, me marea mirar hacia abajo como ya dije ayer, si mal no recuerdo o si recordara a mal; me enerva tu felicidad aparente que pare diariamente la misma monserga… ¿Cómo voy a estar? Jodido, viejo y solo… Si no te importa, me vuelvo arriba para volver a bajar contándolos de nuevo.

Hasta dentro de una hora, don Tomás. — Repite el jodido.

Que te crees mi lentitud, amigo; dentro de treinta y tres minutos será si no te importa, pues aparte de contar los escalones memorizo segundos, chequeo en mente cada sesenta que pare uno, y de ese uno, le sumo sesenta iguales para sacar el que tú deseas, pero hasta la fecha todavía no he llegado más que a treinta y tres sonantes que son los que son…

Suelo contar al subir, es costumbre del niño que murió atrapado entre las medallas que te otorga la vida…






2 comentarios:

  1. Un relato que me ha traido un momento de mi marido que cuando está en un hospital se entretiene contar baldosa, yo cuanto barcos que diviso en la playa cuando están pescando . Un saludo

    PD. Intenta hacer la letra mas grande me es imposible leer esa letra tan pequeña. hago un esfuerzo muy grande.

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    1. Gracias por tu comentario, ahora mismo aumento esa letra, eing? Que tengas un feliz día.

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