BOCADILLO
DE MORTADELA CON PAN A SECAS, O VICEVERSA.
Los
deseos se enfrentan desnudos de cara a la cruda realidad, o en su
defecto afectuoso en cuando a precisiones imprecisas, otros deseos
con idénticas taras que subsisten en el imaginario del imaginado
capaz de imaginar el anhelo vuelto piedra. Y que impere la
tranquilidad que no pretendo extraño galimatías casando propósitos
en remiendo lingüístico, de hecho, echaré los cuartos al cocido
sin pastilla de caldo tramposa en este pues vale (¿O era pues bien?)
recorriendo escueta senda hasta alcanzar el magro sustancial de la
insustancial realidad que lo hace ser precisamente eso, magro.
Centra
sangrante caso que no casa venturas en caída libre (así lo
llamarían sesudos a cambio de un puñado de papel moneda) donde la
desgracia viene de manos anilladas y reloj pulsera de alto copete que
marca tiempos diferentes a los regentes entre respiradores de la
existencia finita (siento dar esta mala noticia a todos aquellos y
aquellas que se aferran a la inmortalidad esgrimiendo sonrisa ladeada
en aras de humildades extintas, mera formalidad suya aflorarlas en el
desértico sin sentido de sus almas herradas, que no errantes) cuando
lo tremendo de sus actos no revelados condenan tras acecho constante
resumiendo su pecado más que capital (y no hago mención a la pena
máxima desterrada del sistema falaz) titulando en primera página de
prensa papel o vocerío escrito por palmeros sistemáticos incapaces
de abandonar su postulado comodón pese a navegar por fangos
chaqueteros, no quisiera ser más claro para no deslumbrar al
respetable (…)
Un
hombre vulgar de cuarentena superada y con la maleta repleta del caos
sustancial cosechado en la vida cotidiana, la cual, reverso tras
reverso, mermó en desgracia al busca felicidad abocándolo al
basurero donde anidan parados de larga duración y movidos (el
antagónico del parado) por euro la hora (exagerando lo exagerado del
monto percibido en el mercado B de Bárcenas
del negro laboral, el mismo donde pululan los que la llevan negra)
que acude envuelto en denso desánimo a la asistencia social cual
cerdo enfila matadero pese a escuchar las quejas de los de delante,
musitando (¡Coño! No es para tanto) palabras soltadas
airosas con diferente sonoridad (digamos, más condescendientes) por
el acomodado/a en el despacho “salvavidas” sufragado por la sopa
boba auténtica, real, palpable, notable e irremediablemente vana.
Cierto,
no tengo más remedio frente a la evidencia, que muchos andan por el
linde podredumbre, no, tres calles más adentro, aquí, en el país
ensoñado convertido para demasiados en pesadilla despierta que sigue
y prosigue arrasando el mal mencionado (por referirme de algún modo)
estado del bienestar, en la Europa unida y comandada por garulos
saqueadores con disimuladas nóminas sufragadas por las grandes
marcas que siguen marcando los destinos del mercado, que a la postre
y en síntesis realista de realidad fuera de malinterpretaciones o
divagaciones típicas de estos y estas (políticos; haraganes amantes
de la buena vida que prometen y te la meten orando descripciones
sistemáticas que sólo conducen a las puertas del averno, siendo
dúctil frente a los que acunan cual vocación mandar sobre el resto,
menuda tendencia) … Que esos mercados y esas marcas son simples
personas… (Siento en el alma romper la magia que envuelven esas
palabrejas extrañas escupidas por expertos adjetivando excéntrico
para enmascarar lo obvio)
En
definitiva, sigue durmiendo entre cartones y mendigando su derecho a
vivir, comer, mear, cagar y morir (que parece ser lo único que sí
acepta la maquinaria oxidada e inservible gubernamental) capaz de
demonizarle por recoger chatarra intentando alcanzar la mágica cifra
que le permita cambiar de menú (en vez de mortadela con pan a secas,
pan a secas con mortadela) multando al desgraciado por robar (y dije
bien) los cartones de los contenedores mercantilistas colocados en la
vía pública de mi ciudad amores, Valencia. La guerra abierta y nada
encubierta del cartón, ¡chachá!
Puede
que sea justo el meter paquete al insurrecto peligroso reclamando
cifra imposible (más de quinientos bocatas de mortadela con pan a
secas o viceversa) por delinquir sustrayendo el valioso material
custodiado por contenedor, previo acuerdo entre chaquetas de
chaqueteros amantes del aroma billete y olvidando lo que suelen
olvidar el día siguiente a las elecciones… Como no estoy nada de
acuerdo en esta burda forma de actuar que recuerda la realidad
verdadera que rige el minuto a minuto de la sociedad esclavizada; a
partir de la fecha, me dedicaré a sabotear el valioso material de
los ya más que mencionados contenedores. Eso sí, no seré tan torpe
como el cuarentón denunciado y repudiado por la inútil asistencia
social, ya que usaré pasamontañas para no ser reconocido así como
planearé al milímetro (usando incluso la informática y más allá)
mis futuros robos sonoros de cartón elitista en las calles de mi
Valencia pandereta, forjando revolución chatarrera que encenderá
todas las (pocas) luces de los mandatarios en claro jaque al
tontísimo capitaneado por gilipollas inmorales que permiten estos
desquites feudales.
Con
toda seguridad abriré algún telediario, noticiero o propaganda
gubernamental junto a peligrosísimos rojos enervados que pretenden
revolución, presentado como el más peligroso ladrón de cartón de
todos los tiempos y tachado cual enemigo público número uno. Puede
que hagan algún filme inspirado en mi acción de género tétrico
donde rivalizaré con el mismísimo Freddy cuchillas o el diablo,
convirtiéndome en el villano más conocido del planeta “El usurpa
papel sanguinolento; Cartoneitor”
P.D.
No pienso vender el material, lo almacenaré en zulos escarbados
entre cerros, arboledas mediterráneas o simples cuevas montaña,
afectando así al nutrido y poderoso mercado del cartón pese a las
posibles reprimendas por parte de las coaliciones chatarreras que
pululan entre desperdicios buscándose el pan. Señoras y señores,
los contenedores quedan fijados cual objetivo principal de este nuevo
peligro que se cierne sobre la sociedad (El roba cartonaje, el
despiadado chatarrero, el voraz insurrecto marxista-hitleriano) Lo
sé, algo exagerado, igual igualito que multar a un sin techo por
agarrar unos kilos de cartón para poder mantener su nivel de vida,
ese de vivir por encima de sus posibilidades al aspirar comer
diariamente un bocadillo de mortadela con pan a secas, o viceversa) Y
a todo esto, la asistencia social sigue insistiendo que no necesita
ayuda al disponer del dispendio que dispuso cuando tuvo y no retuvo,
siempre según sus memeces… De chiste, no; para echarse a llorar y
no parir lágrima...
Por
Dadelhos Pérez
Un
artículo en vanguardia guerrillera que apunta a los que
constantemente permanecen apuntando a cualquiera, divisando enemigo,
peligro inminente en cada rincón de la ciudad; mientras arrasan con
lo ajeno con sus ropajes disimulo y sus recurrentes contestas de
echar balones fuera. Puede que algún día amanezca de verdad en el
universo elitista y mafioso de la política casera (España) acabando
con desmanes instaurados cual norma que se aleja del espíritu real
que debería ser la sociedad. Esa misma que sólo representa mero
ganado al que explotar sea como sea...
Abrazos
desde la corta distancia de este loco loquete (que no loquillo,
roquero español) deseándoles de lo bueno lo mejor. Yo, sigo hundido
en la vorágine profesional como si no existiera un mañana (y no
exagero, por desgracia) espero nos leamos más pronto que tarde en
nuestro particular universo etéreo, hasta entonces... Hasta ahora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.