CUANDO GANA EL RATÓN (género negro)
La
ruta siempre era la misma, reiterado trazado de ida y vuelta que sólo
procura apenas lo necesario para mantenerse. Aunque no le daba la
mayor importancia agarrado a los desmanes del pasado. Sin duda la
vida no lo trató con demasiado esmero, ni falta que le hacía; su
único objetivo, disfrutar parcas horas sentado frente a buena
lectura en el candor del hogar, soñando con el limbo mientras
soportaba la sin razón de su existencia. Supongo que una vida como
otra cualquiera de solitario forzoso.
―
¿Cuándo?
Mi
joven e intrépido don, entiendo tus prisas por ir directamente al
grano, yo también las padecí cuando tenía más o menos tu edad,
con la notable diferencia que sobreviví llegando hasta donde he
llegado. No entiendas lo que no dije, sólo es un comentario de perro
viejo, apaleado, acuchillado y disparado, a perro joven que no
contempla siquiera padecer quemadura mientras atraviesa el aciago
camino que parte en dos el averno.
Creo
que terminó por creerse toda aquella palabrería de buenos y malos,
de grises oscuros y otros blanquecinos, adoptando el papel de
cualquiera de esos disparatados héroes de novela. Lo cierto es que
acudió a mí hará cosa de tres meses soltando auténticas locuras.
Como comprenderás no le hice demasiado caso, además, no tengo edad
para desencadenar una guerra.
―Me
importa una mierda tu divagar, anciano. Ese hijo de puta me robó los
cuartos obligándome a salir de caza. Y todo aquel que le proteja
correrá su mismo sino sin importar lo más mínimo que pertenezca o
no al gremio. En tus manos lo dejo, tú serás quien decida lo que va
a pasar.
Verás;
me argumentó motivos que bien podrían ser más que aceptables,
cuando dejó caer que tus compinches le jodieron el pequeño negocio
que heredó de su padre dejándolo en la podredumbre. Que está harto
de caminar cerca de una hora para fichar en el museo donde trabaja de
vigilante doce horas al día. Cansado de pasar la manutención a su
retoño de 22 años, de los impuestos y toda la majadería que
únicamente sirve para que unos pocos vivan a cuerpo de rey (depositó
cuidadoso la taza de café sobre la mesilla de cristal) fue cuando te
mencionó. Tus grandes negocios reflejan los enormes desmanes que
infringes a diario a los vecinos del barrio.
―
¿Cómo?
No
lo digo yo, son sus palabras (encendiendo ergo un puro con mechero
dorado, en forma de herradura) No puedo acusarte de aquello que yo
mismo practiqué en mis años fértiles. En pocas palabras, me contó
una de esas fábulas para niños con el único propósito que
entendiera su infalible plan, así lo llamó, lo repitió varias
veces para que quedara traslúcido.
―No
me toques los huevos, no estoy para monsergas.―Inclinado,
desenfundó un revólver del 38 descansándolo sobre el cristal de la
tabla.―Espero que tu chisme sea bueno, anciano. Como bien sabes no
soy hombre de palabras, me declino por los hechos.
Seguro
que te encantará el cuento, es bastante ilustrativo, debo admitir
que don nadie al menos sabe contar historias. No te preocupes, puedes
guardar el hierro durante un minuto ya que te lo resumiré, tampoco
se trata de contarlo con pelos y señales, más, teniendo en cuenta
que tus intereses belicosos distan de apreciar las pequeñas
pinceladas. Puede que por eso tu primera reacción haya sido venir
derecho a mi humilde morada. De todas formas, deja que te cuente el
chisme, siempre estás a tiempo de disparar, ¿verdad?
¿Cómo
cinco hienas pueden abatir al todopoderoso rey de la jungla? Le
contesté que tendiéndole una emboscada, no existe otra solución. A
lo que añadí que siempre desde el prisma humano, por supuesto. Y
entonces sonrió animoso…
El
león, me dijo, cree ciegamente ser el dominante del espacio. De
hecho ataca a capricho a cualquier ser vivo que pulule por su imperio
sin importarle lo más mínimo que sea incluso más grande que él,
más inteligente… Es condición que se cree a pies puntillas por
culpa de la cotidianidad, cosa que también pasa con las personas.
Cuando todo el mundo te muestra respeto lo agradeces, cuando lo hacen
continuamente te lo crees y no eres capaz de dilucidar la verdad de
la ficción. Tanto es así, que puede que liquides a cualquiera
simplemente por estornudar sin pedir siquiera perdón a sus cercanos
tras advertir tu erro, al ser víctima de tu propia ensoñación.
―Demasiada
cháchara, viejo.
Las
hienas se agazapan entre arbustos cerca de los antílopes, esos
velocistas endiablados, esperando que las leonas avizoren caza para
espantar a la manada herbívora alejándolas del lugar. Una vez a
solas el todopoderoso, una de ellas se pasea ante la mirada del rey,
el cual, sin poder evitar instinto, sale disparado a por la solitaria
hiena que regresa veloz al amparo de los matorrales con sus
compinches.
Eso
mismo pensó el enorme gato intentando recuperar el aliento al no
soportar largas galopadas. A su espalda, llano deforestado; al
frente, los arbustos… Jaque mate… ¿Lo pillas?
―Menuda
mierda, las putas hienas sólo han conseguido que el gato salga de su
choza, no han acabado con él.
Bingo,
el león desarmado a causa del esprín está en el centro del
escenario aun mirando en dirección opuesta, ¿verdad? Así se caza
al cazador…
(Varios
pasos sonaron a sus espaldas sin dejar segundo reacción al sentir la
gélida caricia del hierro en su nuca)
―
¿Pero qué mierda?
Nunca
me contó el chisme, sabes. Y tampoco vino él a mí, yo lo llamé y
le propuse acabar con el cáncer del barrio. Que mejor aliado,
solitario, arruinado, desesperado, perdido… Tú caída contribuirá
a su resurgimiento.
―
¡¡¡Maldito perro!!!
Todo
el mundo está en el ajo, tus vasallos, tus socios e incluso tus
rameras. No necesitamos cantamañanas en nuestras calles, se acabó
la violencia, las luchas por cada rincón de venta (caló profundo)
De todos los leones que gobernaron este reino has sido el más
desalmado. (Avizorando violento sin apartar mirada de los ojos del
capo, para soltar mueca perversa que la siguió seco estruendo)
―Teníamos
que haberlo hecho mucho antes, señor.
¿Para
qué? Esto sólo abre nueva etapa funesta, críos matando a críos
por el trono del degenerado. Llévatelo a las obras de la avenida y
deshazte de él. (Levantó la inerte cabeza agarrándola por los
cabellos para decirle) El león es atacado por el grupo de hienas en
el mismo momento que perdió su poder tras la galopada, salió solo
de caza y fue cazado. Nadie es inmortal, mi querido capo, nadie es
inalcanzable.
®Dadelhos
Pérez (La
ranura de la puerta)
2016
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