― ¿Conoce usted al señor Sergio González?
―De la misma forma que sé quién
es el generalísimo, señor comisario.
Permanecía en
su sillón, prepotente, respirando poder cual intocable que decide quien vive y
quien muere. Los tiempos de luz terminaron mucho antes de que aconteciera la
guerra, anegando la vida de demasiados mártires que jamás serán recordados sin
importar lo más mínimo sus ideales, la pulcritud de sus vidas. Todo radica en
la decisión de unos pocos que van marcando al personal según les conviene. Él
solo es instrumento destinado a culminar un segundo de justicia dentro de siglo
despótico.
―Tengo
una denuncia que afirma su colaboración con el líder sindicalista, no hace
falta que se la lea, ¿verdad?
―Si
le apetece leer (…) La lectura es un bien poco valorado hoy en día. Claro que
les interesa que siga en el olvido, es mucho mejor dictar que es bueno y qué no
lo es. Puede hacer lo que le plazca, comisario. No tengo nada que ver con su
fantástico mundo caza ogros rojos, masones peligrosos y toda esa publicidad
falaz que el nuevo régimen pretende hacer tragar al populacho. Usted es uno
más, insignificante que se cree imprescindible en la tétrica obra teatral del
que dice ser salvador de la civilización. Eso sí, aniquilándola.
―Creo
que no hace falta que hables mucho más, supongo que estás deseoso de abandonar
este mundo. No te preocupes, pronto lo dejarás. Admiro a los rojos que aun
sabiendo del peligro se reafirman sin tapujos, si todos actuaran como usted no
me vería obligado a sonsacarles la respuesta.
―
¿Sonsacarles la respuesta? Yo diría que más bien los obligan a que suelten lo
que ustedes desean, son investigadores de élite que no les importa para nada la
verdad. Aunque lo comprendo, comenzaron el levantamiento con el himno de riego
y vitoreando a la república, para terminar como terminaron.
―
¡Vaya! Vuelvo a repetirme, ojalá todos los que se sientan en esa silla obraran
como usted. Creo que nuestra pequeña charla ha terminado, le espera un dulce
calvario. Pero le aseguro que acabará en el paredón como todos los rojos de su
calaña.
―En
eso se equivoca, señor comisario. Mi destino está en este despacho, entre estas
cuatro paredes.
Apoyó codos
mostrando mueca divertida, alejado de cualquier peligro, entre mofas. ¿Qué
podía hacer aquel mentecato vestido con harapos y escuálido, fideo?
― ¿Y
cuál es ese destino? ¿Vas a comenzar una guerra? ¿Destronar al caudillo?
―No
sea ingenuo (…) estoy en la panza de la comandancia, rodeado de armados afines
a usted, al régimen. Sería un suicidio que nada otorgaría más que la muerte.
―Un
poco de lucidez no le viene mal.
―Sin
embargo, todos esos que mencioné no están en este despacho. Aquí solo estamos
nosotros.
―Empiezo
a valorar la posibilidad de perdonarle la vida para que sea mi payaso chistoso.
―Un
par de segundos, no más.
―
¿Cómo?
Pese a estar
engrilletado, agarró la estilográfica que descansaba sobre la mesa para saltar
contra el engalanado comisario, el cual, sorprendido, retrocedió arrastrando su
cómodo sillón a la par que echó mano de su arma reglamentaria gritando
enervado, o más bien, anegado por el miedo…
Hincó la punta
de la elitista pluma en el cuello del mandatario sin que este pudiera hacer más
que agarrar las manos de su inesperado verdugo…
―Le
dije que mi destino está entre estas cuatro paredes, comisario. Su afición por
torturar, violar y asesinar la ocupará otro, puede que más sádico.―Golpearon
a la puerta varias veces solicitando permiso para entrar.―Pero
no será usted, vil asesino. Esto es de parte de mi hija, cabrón.
Entraron, cómo
no, fulminando al maniatado con certeras impactando en todo su cuerpo. Deteniéndose
a cambiar cargador, montar la automática, caminar hacia el inerte reo y
disparar en la sien del ya liquidado…
La crueldad
siempre siembra crueldad, ni con verdades rotundas, ni con las medias se debe
sembrar violencia pues de hacerlo, no se puede esperar otra cosa más que lo
mismo.
®DadelhosPérez (LA RANURA DE LA PUERTA) 2016
Puedes
visitar nuestras nuevas salas de LA RANURA DE LA PUERTA
Ya
puedes adquirir nuestro libro benéfico pinchando aquí, toda la recaudación
está destinada a Cáritas Diocesana de Valencia.
Gracias
por visitarnos.