jueves, 6 de octubre de 2016

EL TUERTO (micro/teatro)

EL TUERTO (micro/teatro)

Fuere sorpresa cuando alcanzara aldea olvido la caravana del destino divertimento, allá en la comarca del hambre. Los niños la persiguieron, los mayores rumorearon, las damas sonrojaron al ver musculoso varonil a las riendas de la citada que traía novedad con temple entretenimiento. Tanto es así, que zagal gritara conquistado por las ganas de presenciar función.
¡Es el gran contador de historias, cuentos y memeces! El tuerto y su grupo artístico.Siendo corregido por el grandullón.
Historias, cuentos y pequeñeces, muchacho.
Luna albea y crepúsculo decrece dando pie a la noche de estrena en la adoquinada del centro, siendo la carreta el fondo escenario, y enfrente, la treintena de valientes que sobrevivían a duras penas en inhóspito burlado por los ya citados, más los parientes que engendraron a los pacientes que esperaban atacados por impaciencia; no sé si explique conciso, pero así mismo fuera hasta que…
Señoras y señores, niños y niñas. Tengo el orgullo de presentarles al incomparable por no existir parecido o gemelo, el que fuera consolador en la corte, nunca juglar de pega; y recorriera el sin fin de las tierras cruzando mares, lagos y océanos… El mayor contador de historias, cuentos y pequeñeces, el señor Tuerto.
Pocos aplaudieron aun aplaudiendo todos, incluso los canes y gatos aun a su estilo, cuando un viejo vestido con sotana coloreada y gorro embudo acabado en punta fina, se plantara en el centro iluminado con libro en mano y mirada impávida (…) Guardó silencio suspense preparando el ambiente para la gran historieta nada sincera que preparó para el momento trabajo, esperando alcanzar el instante moneda.
Dioses no hubieron en el segundo que pace siglos, espadas con filos degüello, dagas espalda, lanzas, flechas y venenos. Regían creencia en las tierras de las brumas eternas, mucho más allá del país sacro, cruzando cordilleras nevadas, atravesando lagos infestados de horribles criaturas famélicas… La tierra donde la vida no florecía, marchitaba…Siendo interrumpido por espontáneo.
Entonces os referís a la aldea, aquí todo envejece y lo hace desde el minuto cero.Y todos rieron excepto el viejo Tuerto.
Si tan valeroso encontráis vuestra parla, podéis subir a las tablas y contar vos la historieta, cuento o pequeñez, buen hombre.Tensión reinara.
Ya tengo un empleo, engordar a la piara y sacrificar cerdos… Tranquilo, viejo, vos no estáis en la lista.De nuevo mofa, de nuevo risas.
He viajado por imperios de poderosos donde aprendí técnicas letales, la espada es mero juego de niños… Me basta un brazo y una daga para tumbar a cualesquiera que ose insultar mi porte, pueblerino. Si buscáis gresca, bien sabe el Altísimo que la habéis encontrado.
El revuelo fuera inmediato a pesar del poco número de habitantes, todos se apartaron de delante de las tablas dejando pasillo reto, saltó ergo el viejo buscando al bocazas que no le perdió cara…
¡Madre mía! Es un titán.Exclamó la tía Glorieta desde la mecedora apalancada a la puerta de su hogar.Llamad al alguacil de inmediato, o el superdotado fulminará al viejo charlatán.
No se preocupe señora, pues soy habilidoso en el habla y letal con el hierro. ¡Es más! Renuncio a daga o espada para batirme con mis puños asesinos, demostrando que aquello que parlo, cuento, historio o empequeñezco es real… Preparaos para la derrota, gordiflón, pues usaré la técnica oriental del dedo de la muerte.Sonara un oh unánimemente entre el sorprendido respetable conquistando ambiente.
Sois lengua y hueso, sólo eso. Dejad que os revele que vencí a la letal técnica de la pezuña de gorrino, lo hago cada semana. Pero veo que insistís en adentraros entre “nuberrones” (…) ”Nubarrones” susurrara chivato.―Digo, nubarrones, empecinado en tropezar con alba que quita alientos. Yo también reniego del hierro al poseer manos que son mazas… Cuando gustéis, anciano. Os arrancaré alma tras amoratar carnes, un suplicio de segundo y medio siempre y cuando no os dé por correr.
Cara a cara con luna foco, suelo adoquinado con tibia capa húmeda. Uno plantado cual todopoderoso invencible por alzada increíble que insuflaba respeto (…) Y el otro palillo, desgarbado y viejo. Con el dedo índice de su derecha amenazando cual espada y sin dejar de emitir extraño quejido agudo casi susurrado.
― ¿Os pasa algo?
― ¡¡¡Leña!!!―Vejestorio envalentonado.
Esquivó la izquierda directa inclinando su enclenque cuerpo espanto, para pasar ergo por debajo de la derecha enrabietada en socorrer a su hermana, para colarse entre las piernas de la montaña humana amaneciendo en su dorso.
Estiró todo lo que pudo su índice asesino, golpeando en las blandas nobles del enorme que finiquitó arrodillado entre quejas. Provocando ovación jamás escuchada en la aldea olvidada de la comarca del hambre, para saludar anciano y gigante cual final de la función.
―Ha sido un placer actuar para ustedes. Prometo regresar cuando el titán se recupera de la paliza. Sin más pretexto que procurar risas, se despide este humilde servidor con sus colaboradores. No olviden la impresionante función del mejor contador de historias, cuentos y pequeñeces, que en vez de narrarlas las vive.
Otro poblacho más gozó del teatro, ese invento innato que contempla la esencia humana en cada estrofa interpretada. Todo un lujo al alcance de los muchos pocos parroquianos, en donde me incluyo.
® Dadelhos Pérez (La ranura de la puerta) 2016