Mi país (Micro/drama)
Encrespada aun serena
se muestra en mañana adversa la salada que baila, flirtea con la granulada de
peinado ondeado, mientras siembran las primeras sombrillas veraniegas, duermen
algunos rezagados y surcan los cielos recién amanecidos las gaviotas empeñadas
en buscar sustento. Un idílico encerrado entre los lindes del nunca imaginado,
al saborearlo desde niño siendo ahora anciano…
Es curioso, incluso
ridículo, pero cuando la sangre hierve por juventud siempre tienta y gana buscar
más allá del horizonte ignorando el más acá y sus maravillas. Suerte que se
cura con el paso de los años, la decadencia en movimiento, la caída incesante
de los granos de arena atrapados en el reloj cristalero (…) Media vida buscando
paraísos y siempre lo tuve enfrente (…)
― Puede que no podamos
reprimir la necesidad de caminar, explorar, conocer…
No sigas por ahí pues
tropezarás con frases hechas utilizadas para todo. La necesidad se reduce al
momento, y el momento casi siempre se acomoda en el regazo de la necesidad. Hoy
no es ayer pese a ser idéntico día. Observa la playa amarillenta coqueteando
con el vaivén de la salada turquesa, santa mediterránea conocedora de pérdidas
y encuentros. Diosa madre de las viejas tierras que engendraron lo bueno caduco,
pasado; que ahora transpira negligencias de cara a las promesas vanas nunca
cumplidas. Luego vino América, otra frontera, otra esperanza (…) Pero la
cuestión es mucho más sencilla que andar pululando por los cuatro puntos
cardinales de la tierra, está en el interior de cada cual, la esencia matriz
que nos constituye… Un marroquí pertenece a su tierra a pesar de quemar décadas
en el extranjero ganándose el pan, al igual que el resto de mortales. Éste es
mi lugar, mi sitio, mi verdadero lapso tras cien mil aventuras en busca del
elixir raciocinio que conteste la gran pregunta que cualquiera se formula a lo
largo de su existencia…
― Abuelo, no sé dónde
carajo pretende llegar. Cada cual transita en busca de su destino decidiendo adónde
con o sin preguntas, sin respuestas. Muchos extranjeros terminan…―
Interrumpido.
Te equivocas
rotundamente, todos sin excepción viven en su patria aun estando a kilómetros
de distancia, muchacho. Cuando uno regresa a su tierra natal lo hace a
sabiendas de que sigue fluyendo vitalidad en su verdadera patria. Puede que lo
haga mucho antes que lo hice yo, no lo dudo; o puede que se queden allá donde
se aventuraron tras fortificar lazos que constituyen el auténtico estado de
cada cual (…) En mi caso todos los que formaban parte de mi país, murieron (…)
Mis padres hace décadas, mi único hermano hace años, mi hijo (…) Mi mujer (...)
De ahí que pretenda comprar esta propiedad, la que fue mi hogar cuando niño, la
primera, la verdadera… Quiero sentarme en el porche acompañado por taza de café,
habano y la grata compañía de la brisa cual caricia, los susurros de la mar… Es
lo único que queda de mi país, lo único… Mi patria son los míos, amigo; tras
las desgracias sólo me queda el lugar, mi lugar… y el recuerdo.
P.D. Una bandera, un idioma, un equipo de fútbol, un partido
político… Todo es paja que entretiene, distrae e incluso puede llegar a
ofuscar. Todos y todas tenemos una patria única que se reduce a la grandiosidad
de los nuestros, no importa vivir en la plaza mayor de la urbe delicatesen o en
el extremo más gélido de la luna. Cuando sobrevives a todos/as te quedan los
lugares que compartiste con ellos, una casa, una playa, un banco en el parque,
una fotografía, o simplemente el eterno recuerdo en silencio, sin decir más
nada…
®Dadelhos
Pérez (La ranura de la puerta) 2016
Puedes
ponerte en contacto conmigo para cualquier petición mediante el formulario de
contacto sito en el lateral de esta página. Te atenderé con la máxima brevedad.
GRACIAS
POR VISITARNOS.