Alucinado (Romancero)
Es constante que late
hasta que decide no hacerlo, la senda que cruza arboledas frondosas, desiertos
de agua y arena cual penitencia si lo describiera sayón condicionado, o
aventura bajo mirada de entusiasmado.
Os narro la existencia
desde la vehemencia adornada de quien por ella cabalgara a lomos de unicornio, sentado
en nube voladora que decidió caminar por la tierra…Una delicia o tragedia que
suena a condena sino se disfrutó de cada centésima regalo en el escueto que nos
conforma…La verdad que nos define…La calidez que somos frente al gélido que nos
aguarda…Recordando…
Beso caramelo a orillas
del salado, risas compartidas entre marchados, abrazo a mamá de niño jubilado,
consciente que todo lo que anda acabará parado… No doy gracias a la
providencia, no deposito clemencias en altar postizo ante Dioses idealizados,
no me escondo tras sectas, organizaciones, partidos desalmados. No intento ser
cualquiera al ser lo que soy, paseando, por el vasto universo de mi regalo hacia
las últimas consecuencias que todo ser viviente, incluidos videntes e
iluminados, abraza en penumbra eterna con sonrisa plena o aterrados.
¿Soy alucinado que roza
cielos y no encuentra tierra?
Si así fuere, bendito
sea… Por favor, no me despiertes…Pues quiero a lomos del unicornio seguir
cabalgando…
P.D. Baja tres cuartos,
enfila simpleza, fija mente en lo necesario y teclea… Es la operación que mece
la razón desde la locura, que en este caso, se resume en las fanáticas metas
alentadas por el mercantilismo social frente a la verdadera riqueza.
Bien podría resumir
este breve rescatando una de tantas citas que pulula por archivos escritos,
sonoros o películas. Pero pecar de obviedad conduce a la falsa necesidad al
insistir revindicado, atropellando con sabidurías compartidas, pues los tontos
son siempre los que van de listos, y los listos, acaban siendo los tratados
cual tontos. (Esto último me lo confesó la señora Prepotencia, pero que quede
entre nosotros, pues es muy sentida al creer llevar siempre la razón)
Tendréis que
disculparme, pero mi unicornio insiste en que demos nuestro paseo diario por
los vastos imaginados, cruzando cielos algodonados hasta las estrellas
chispeantes, por eso, sin más que menos al lanzarlo todo en este escueto, me
despido no sin antes desear de las buenas las mejores.
Dibuja sonrisa y
alimenta tu alma, cosa que con toda seguridad haces, hasta entonces…Hasta
ahora.
®Dadelhos
Pérez (La ranura de la puerta) 2017
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