GOLPE
DE GRACIA
Género: Negro/Relato
Redundo, repetido o clonado. Me importa un carajo
cómo puñetas lo llames por ser lo mismo para todo bicho viviente. Unos fichando
condena antes del amanecer para empaquetar confituras, por ejemplo, terminando
jornada diez o doce horas después. Una vida de mierda como otra cualquiera. Es
la puta costumbre la que convierte lo indecente, el infierno, en algo habitual
por aceptado, soltando entre dientes la frase de la derrota...
—
¿Qué frase?
Es lo que hay, que le vamos
hacer... Perdedores convencidos de perder frente al invisible enemigo. Esa
bazofia cual resultado de la legalidad, pero a diferencia de los mansos yo
decidí correr cuando las leonas cercan el rebaño. Primera reacción involuntaria
que trae tras de sí todo un universo. Sobre todo cuando descubres que los
famélicos felinos son putas ovejas disfrazadas (…) Es como si apareciese de la
nada el Arcángel justiciero y ante su
esplendorosa puesta en escena, víctima del pánico, le asestaras directo en las
napias y comenzara a sangrar.
Qué mierda, pensaría, si un
puñetazo lo hiere una bala lo mata (dejando sobre la mesa hermoso hierro que
ruge muerte) llegando a la fuerza a una única conclusión...
Dios existe pues su alado está enfrente, quejándose cual niñato en el
cuadrilátero del gimnasio convencido de que es duro para comprobar que los
puños de su contrincante son de acero... Un Dios con las taras de cualquier
oveja del rebaño... Sólo hace falta una mísera bala.
—
Das demasiado rodeo, chico. Tiempo
malgastado que resta sorpresa y estrecha cerco. —
Indicando gesto a uno de sus tantos matones. —
Estás en clara desventaja, en el salón de mi casa. Me importa una mierda lo que
pienses o divagues. Muchos de los tuyos han pagado con vida por no cumplir
palabra. Un millón de Euros contantes y sonantes, hijo. Es muy sencillo, pagas
por el material que extraviasteis más los beneficios que ya no producirán los
kilos evaporados. O mandaré que frían a los pocos que quedan empezando por ti.
Me hace gracia, viejo. Envías a tus peleles
sin atender mis apelaciones y te llevas por delante a mis socios. El dinero
estaba preparado para zanjar definitivamente nuestras transacciones. Pero como
apunté, las dichosas costumbres gobiernan nuestros actos sin dejar margen al
raciocinio, ¿verdad?
—
¿Y qué mierda harás? ¿liquidarme?
Somos veinte bien pertrechados en nuestro corral. Pero inténtalo, tienes una
mínima posibilidad de apuntar aunque dudo que llegues apretar el gatillo.
Eres un jodido cabeza de serrín
al pensar que no sé pensar ignorando mis logros por estar ofuscado viendo tu
propio ombligo... Un Dios que sangra... Accedí a venir por la necesidad de
proteger a los míos, asegurar que así será. Y traje conmigo el jodido maletín
con la puta pasta...
—Insistiendo en
dármelo en persona, lo sé, no existe otro motivo para esta reunión.
(Abrió los grilletes que lo unían
al azabache millonario dejándolo junto a la pistola para depositar encima la
llave. Con gesto gozo que su interlocutor no advirtió cegado por avaricia
revenida de la...)
...Costumbre, la puta manía que
nos condena. Pese a decidir escapar, pese a comprobar mortalidad en lo
inmortal... Caeré por bala...
—
¿Qué?
“...Ralentizado alza la sesga
vidas consciente del desplome antes de procurar rápida. Fuere quebrado por la
espalda para hincar rodillas, soltar arma y abrazar lluvia encolerizada que
atravesó intenciones, esperanzas... Y silencio mandó roto por los ecos trancos
portadores de paz, cuando el taciturno gobernara nuevamente pues con su alto
coronó sentencia. Viendo al viejo sonrisa que apuntó impasible robándole el
aliento...”
—
¡Puto desgraciado! Al menos mostró
cojones a diferencia de sus hermanos. Limpiad esta mierda.
—Ordenó
sentándose frente al maletín millonario.
La costumbre nos debilita
obviando realidad pasmosa, como la de agarrar la llave del tesoro abriendo el
cofre deleitándose con el ejército de billetes hasta escuchar el clic...Esa
milésima que rompe cotidianidad despejando brumas para conceder infierno… Tocado, hundido y
quemado...
P.D. En
el juego de los chicos listos a la costumbre la llaman Parca, para el resto
puede que sea conformismo, rendición, espera exenta de esperanza... Hay tantas
opciones como almas transitan por la faz de la tierra.
Un breve sin rotondas que muestra
taras heredadas por la costumbre de muchos que consumen décadas enteras
mirándose el ombligo... más o menos aun ganando por goleada el más...
Sin preámbulos agotados a lo
largo del breve, me despido no sin antes desearles de las buenas, las mejores,
con un hasta entonces...Hasta ahora.
®Dadelhos
Pérez
©La
Ranura De La Puerta, 2017