Es crítico destino
avanzar por el descampado alzando ojos, descubriendo la nada que asola verdades
tras tus requerimientos negados, tu mirada perdida, tu frialdad ensayada para
el último de nuestros instantes.
Es impuro acto que sé
que necesitas, quedando varado en el capricho de Dante, pues averno sin purgatorio me espera... Más allá del
ilusionado que rompe o se deshace cual papel mojado. Más allá de las soledades reinas
que me presentarán silencios, alejado de besos reales que cambiaré por
recuerdos reconstruidos, sinsabores saboreados, roces imaginados y susurros
soltados a la nada de mi celda en el reino de las amarguras... Más allá del tormento
cual padecimiento locura, aun apartado del resignado que jamás fui, al menos al
lado de diosa que aire cediera concibiendo vida, cediéndola… Y…
Pero, siéntate, dale
vida a la muerte mostrando tu mejor cara; destello que no se compara al ser el
más hermoso. Sonríe, enseña tu mueca, divierte al perdido que apostó alma y
perdió maleta, billete, barco y destino. Dame muerte desde la vida que te
compone, que suene tu voz caramelo, que se pierda tu enfado primero, heredado
del ensayo frente a lo dificultoso emprendido haciendo de este ido un solitario
impío, muerto.
Sé que puedes hacerlo a
partir del moribundo interno que te acercó al insensato, pues un adiós
dulcificado no calmará infierno…Tanto, como un adiós enrabietado por temor a
caer en el querer que dominara tu diva presencia en algún momento… Por eso,
hazlo…Pero hazlo bien, princesa. Firmando mi condena con un…Te quiero…
P.D. El desamor parte del amor y deja poso; es posible que únicamente en el
encargado de padecerlo al encajar el golpe, el fuerte de la pareja, el débil
frente al derrumbamiento que no fue capaz de enmendar.
Soy un auténtico
profesional exento de minuta sobre el tema. Por perder perdí la perdida, aunque
como en todo adquieres experiencia y olvidas vértigo.
Supongo que sabes de lo
que hablo a tu manera, por supuesto, bajo tus vivencias, tus errores, tus
aciertos, tus demencias.
Por eso decidí escribir
sobre el momento justo de la ruptura, eso sí, visto desde la ya citada
experimentación del que perdió hasta lo que está escrito ganando ingente
universo maravilla.
Vamos, porque soy ateo,
de lo contrario juraría que vivo en el cielo, aunque en mi hogar no hay
querubines, solo unicornios y sus parientes alados que cabalgan junto a este
cuarentón por los vastos del imaginario que me imagina tras imaginarlo, claro
está, de lo contrario no existiría.
Espero con corazón en
mano no haber aburrido con mis desvaríos, intento únicamente entretener, sin
más.
Recuerda recordar
aquello que insististe en que jamás olvidarías… Pronto volveré con otra igual,
parecida o totalmente diferente, es lo que tiene la locura sin cura (de
curación no de credo) leyendo también vuestras obras pues me asombran las
calidades… Dicho lo hecho o echado lo dicho tecleando sobre el paciente que
jamás desespera, me despido no sin antes desearte de las buenas las mejores…
Hasta entonces, hasta ahora.
®Dadelhos
Pérez (La ranura de la puerta) 2017
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