CAPÍTULO 1º
Tierras duras
por sus crudos inviernos, vieron nacer al impávido que perturbó lo impuesto
cambiándolo desde el anhelo sustento de lo necesario. Ni los gélidos vientos de
su patria congelaron tantas almas como hizo el heraldo de la esperanza, o el
defensor de desvalidos que jamás coronó su gesta con
reino…
Capítulo 1º
El desfiladero
E
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ra de la muerte
fuera, aniquilando vigores de valles, rivera, con sequías condena rotas en
lustro por inundaciones que socavaron las esperanzas de los parcos
supervivientes, masificando de marchados el santo campo en fosas comunes o
piras.
No hay peor
castigo para caballero trinitario adiestrado por los monjes cruzados, que
entablar batalla con maleficio o mandato del Altísimo donde inerte resta el filo
que bien sirvió en pasadas contiendas.
Nada es eterno
en el escenario existencia al buscar aire quien le aprieta, gozando del
beneplácito del rey un joven y avispado aprendiz ungido cual esperanza para
detener la maldición que duraba más de una década… Así comenzara su
leyenda.
―Malas artes dan
argumento al vacío inexplicable, majestad. Y yace en los inhóspitos confines del
desfiladero, no albergo sombras tras valorar aquello que resta por probatorio.
La sequía comenzó cuando desterrasteis a la hermosa bruja o
hechicera.
―Mi joven sabio,
¿de verdad pensáis que simple hembra posee tan vasto poder? Esa descarriada
tiene la habilidad de convencer, pero no es capaz de dirigir
cielos.
Aquella disputa
acabó con el nombramiento cual paladín del conocido caballero Olote, astuto y
tremendamente hábil con el acero aun alejado del credo pese a lacrar en su
escudo la cruz.
Yo acompañé al
guerrero cruzando los anegados y estériles valles hasta las faldas de las
serradas, con el único propósito de capturar a la diablesa y conducirla al
castillo. Confieso que afloraron temores heredados por habladurías que tachaban
a la bruja como barragana del señor del tártaro.
Olote, mi mentor, aceptó
la comanda sin mostrar entusiasmos. Recuerdo bien las únicas palabras que
pronunció durante el trayecto de los cinco hacia el desfiladero… “Mal
fario”…
Espero que te haya
gustado el primer capítulo de esta epopeya. Epílogos cortos semanales… Me
despido no sin antes desearte de las buenas las mejores con un hasta entonces,
hasta ahora.
©Dadelhos
Pérez
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