―Encontrar cuestión
alejada de mochila, bocanada fresca bajo falsa esperanza que invita a trasgredir
lo inculcado para hallar aquello que siempre fue (…) Atender sin atenderse
produce despertar brusco en el obtuso que siempre creyó caminar por la luz, aun
permaneciendo a las tinieblas.
―No estoy para nada de
acuerdo. El quiebro del segundo que vira existencia en cualesquiera es excusado
tras erro, pues la búsqueda de uno mismo está alejada de tiempos al producirse
en el coleto, lugar que no envejece a diferencia del envase.
El ser humano es dado a
comparecerse hasta remendar poema épico que argumente vulgaridad
palmaria.
Avizorara al frente
encontrando avizoro.
―Siempre tergiversando,
su especialidad (…) Meter todas las necesidades en el mismo saco no soluciona
absolutamente nada, mi querido “contradicción”, al no ser lo mismo un
estornudo que la hambruna.
Un famélico harapiento
hurta de la tienda tres manzanas que traga desesperado en el momento. Dime: ¿Es
acto eventual o anda revenido por el tiempo?
―Usted, no puede negar
que es un cuentista al soltar cuento. Es obvio que la supervivencia empujó al
desafortunado a la deriva delictiva. Pero pese a pensarlo jamás lo planeó visto
su acto aficionado. Si fuera lo contrario; ¿por qué conformarse con tres
manzanas? Es absurdo pues de perdido pudo optar a mayor recompensa. La
recaudación de la tienda, los billetes del banco…
Abrió la llave,
pensativo.
―…Aunque también puede
ir más allá y cubrir otras necesidades, ya puestos, atracar el comercio
secuestrando a la tierna dependienta para jugar al juego de las carnes, dominio
salvaje que recolecta vidas guardando tormento para revivir el cielo que fue
infierno ajeno, una y otra vez; pues lo preconcebido es herencia de la
experimentación delito que quedó impune, ¿no cree?
Suena corriente de la
líquida mientras el opuesto alcanza metas desde el otro lado que
observa.
―Mezclas temas copiando
baraja de póker, no estoy pisando esa ciénaga. Hablas del final angustia donde
las realidades mueren para convertirse en otra cosa. Puede que en mal sueño
reinterpretado en aras de hallar argumentos, o quizás cambiándola por cualquier
desacierto para encontrar humanidad, no sentirse diferente (…) Es arduo tema que
no viene al caso.
―Tutearme no me
convencerá (…) Igual que las reiteradas súplicas de la tierna dependienta de la
frutería no te convencieron.―Golpeó el cristal que ejercía de barrera entre
ambos.― ¡¡¡Mírame cuando te hablo!!!
Alza cabeza después de
cerrar el grifo, secar sus manos, para sonreír gozo mofa al del otro
lado.
―Actúas como zagal
temeroso por culpa de su imaginación, el peor enemigo de uno mismo es uno
mismo…Has pasado de argumentar habilidoso a proyectar tus faltas al reflejo del
espejo sin advertir que si soy un carnicero significa que tú también lo eres…Mis
delirios son tus pecados (…)
―Señor García, no quisiera importunar pero me
esperan en la tienda.― Atizando con delicadeza la puerta del baño.―Pase cuando
pueda por la frutería y abone el importe, dejé la compra sobre la
mesa.
Y albea realidad en el
ofusco del culpable.
―Ahora mismo salgo, Rosalía. Es sólo un momento.―Mirando al
espejo de las confesiones para susurrar.―De los dos uno saldrá para culminar la
obra, nuestro lienzo espera afuera mientras debatimos motivaciones, razonamos el
deseo (…) Atender sin atenderse produce despertar
brusco.
―No lo hagas, no salgas,
no nos descubras. Sabes que dejarte llevar nos condenará. Siempre hay que actuar
alejados del impulso, nuestro mayor enemigo. Ella nos conoce, su jefe nos
conoce, los clientes de la tienducha nos conocen.
―Te lo dejé clarificado
al encontrar cuestión alejada de la mochila (…) alejada de ti (…) Hoy acontecerá
nuestro último pecado para abandonar la piel del verdugo y abrazar el papel de
víctima.
Secó su cara con la
toalla de la culpabilidad que absorbió incluso la voz del coleto, borrando el
enervado reflejo, la razón, para abrir la puerta del averno una vez más sin
terciar arrepentimiento o duda al ser gozo que lo alimentaba dentro de su juego
desquiciado de alto coste.
Propinó cabezazo a la
inocente enseñando las taras que desde siempre dominaron para ejercer su papel
despiadado, rajando pieles con calma gélida al son súplica de la bella. Apagando
las luces existencia que producían esplendor vida en su confuso porte a lo largo
de la macabra trayectoria, para reglón seguido caer en arrepentimiento, culpa,
desolación…al observar nuevo tapiz de artista incomprendido por no
comprenderse.
Aquel fue el último
epílogo de su maltrecha andanza por las luces y sombras pues no sólo asesinó a
la inocente, hizo lo propio con el razonador que albeaba cada mañana al otro
lado del espejo, alcanzando así su rendición, aceptación frente a la evidencia
de su locura (…) imperiosa necesidad de acabar consigo mismo en lo que
representó su último cara a cara en el escenario de las
luces.
P.D. Un asesino múltiple no deja de ser o pertenecer a la
condición humana a pesar de que la gran mayoría no acepte o entienda su
desequilibrio. Todos los psicópatas acaban tirando la toalla dejándose atrapar
por múltiples razones; parar pecados que comienzan a dejar seco el paladar o
alma, por la necesidad que todo el mundo conozca su obra, por el desliz al
dejarse llevar por impulso… Cualquier cosa es válida pues actúan exactamente
igual que el resto con la notable diferencia de su enfermiza afición cual
verdugos que se condenan.
Un relato experimental
que no muestra más allá de lo que desea observar el ido, juego raciocinio
alejado de la tabla de las razones en un rompecabezas sencillo que no desea
resolver, al menos no hasta el momento del cierre, la
rendición.
Esperando que al menos
haya entretenido, me retiro a mis quehaceres más lineales aun dentro de la letra
(condena que sabe a cielo por ser mi paraíso) no sin antes desearte de las
buenas las mejores con un hasta entonces, hasta ahora.
Dadelhos
Pérez
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