jueves, 23 de febrero de 2017

Mirada ciega




Nuestra mirada ciega nunca se produce de adentro afuera, viene a ser todo lo contrario y a la inversa.

 

N
o existe nada que no se encuentra, pues poco importa la riqueza que albergue por desconocida. De ahí aquello introspectivo que estalla hacia afuera por necesidad (…) Pero no monten castillos en el aire malentendiendo el espíritu de mi mensaje con la egolatría enfermiza del figurante fuera del guion y escena.
Les hablo del hecho necesario de vaciar en segundos lo tejido en momentos arropados por el manto soledad. No escribiendo forzado tras leer estudios que vierten interés general, al componer con otro egoísmo más humano y nada divino, no pensando en más resultado que encontrarme entre líneas o párrafos con afán de hablar conmigo mismo, o para ser más concreto y no faltar a mi verdad, escucharme.
No existen formas alternativas alejadas de la creatividad al ser única senda o vía que converge adverso en lo considerado normal, siendo la voz coleto la que escucha o lee sin mermar intereses del subconsciente (…) y el consciente despierto y sujeto a la presión de afuera que se alía con la de adentro, quien se expresa o queja.
Como ven, los papeles que damos por lógicos, son ilógicas que nos atan a dichos papeles. Por eso cualquier artista de cualquier vertiente, nada cual loco diferente a contracorriente. La fama, gloria y todas esas bobadas son otra historia que nada tiene que ver con lo expresado (…) ya que hasta el escritor más prestigioso, adorado, admirado e incluso divinizado. Cuando escribe lo hace solo, gritando el consciente a golpe de tecla y el subconsciente… Creo que lo dejé claro.
P.D. Es complicado explicar la motivación que te lleva hasta el final de cada composición. Los cuerdos (es evidente que yo no lo soy) describen su quehacer literario alegando que no dejaron nada al azar, cuando el mismo acto de la composición es abordado por la condición contextual del momento personal, o dicho en mi lengua, una clara oportunidad del consciente sometido a dos tierras: el afuera cotidiano y el adentro déspota. Que inteligente utiliza filtrando aquello que atormenta, yaciendo parrafadas gloriosas que sorprenden al propio autor al releerlas.
¿Por qué? Muy sencillo… Porque es el calce del consciente quien lo escribió, y el coleto que siempre ordena y cree releer, quien lo descubre… No hay cánticos de sirena más bien súplica o rogativas delante de la pantalla de la computadora o el ángulo muerto del espejo por culpa de nuestra mirada ciega. La cuestión queda clara… ¿Quién domina? ¿El que vive adentro filtrando y ordenando mandato? ¿O el que se enfrenta sin trincheras al afuera soportando la egolatría infantil de su coleto?
Entre ambos vaga la inspiración que sólo escribe uno… El más vivido, ¿no creen?
No me enrollo más y me regreso para escucharme tras teclear, no sin antes desearte de lo bueno lo mejor con un hasta entonces… Hasta ahora.
©Dadelhos Pérez