domingo, 30 de abril de 2017

Clarece


Clarece el ofusco que atrapa negando tiempo convertido en desvivo. Siendo cautivo de ansia en mente hasta albear momento que te descubre.

Clarece sonando alegoría vida cual son de tus tacones, tambores de paces inmediatas tras tormenta desatada que quiebra mis muros liberándome del hastío.

Jugar con vida sonrisa que cambia mi gesto cuando desde la puerta me observas descalzada, sinfonía deseada con tranco atrayente que te trae al lecho donde espero (…) que me llena de existencia (…) con la fuerza del deseo yacido por purezas de nuestras almas, comulgando carnes...

No hay palabras que narren, amigas que alcancen o recuerdos que te eclipsen. Tres días separados por el compromiso resultaron eternidades...Ni las que escuchan, me escriben, me hablan, idean, ensueñan, odian, aprecian o aman en sus silencios; son capaces de conceder universo como tú lo haces...Un te quiero no alcanza explicar mis sentires, por éso, mejor te cuento con hechos lo indestructible que gobierna comenzando con un beso. Eso sí, cuando vuelvas.


P.D. No hace demasiado de este percance personal que puede sonar para muchos incluso exagerado. Pero tengo que confesar la comunión total existente entre mi dama y este escriba.
Lo podría comparar con el orgasmo o los sabores carnales, pues desde el silencio, pasando por la charla, nuestros habituales paseos, compartir mesa, limpieza, reposo o bromas...Se compara a la dulce inyección de vida regalada por la pequeña muerte.
Sólo se trató de un fin de semana.
Con verdades propias experimentadas en mis pieles, me despido no sin antes desearte de lo bueno lo mejor con un hasta entonces, hasta ahora.
Dadelhos Pérez