martes, 16 de mayo de 2017

AGRESTE IMPOSIBLE


―No, mi rey. Escapa de las posibles influencias de vuestra corona cual fruto penitente del desmán. Empujasteis a la guerra y tras años sanguinolentos empachando a la ofusca parca, amanece su mano derecha, la hambruna, insuflando rebelión en el populacho. Soltar a la guardia es sentenciar vuestro reinado y legado. 

Gesto de quien necesidad no pasa iluminó la cara del impasible suicida, tanto como ignorante del resultado casi inminente a causa de sus tropelías (…) a efectos desconocidos.

―Los cruzados jamás romperán juramento, estimado anciano. Si la muchedumbre no atiende a raciocinios reales, aprenderá respeto gracias a la lección del filo.

―Masacrar a viejos que han perdido a sus progenitores, albean antes que el astro para mal arar sus tierras limitados por su edad, soportando vuestras quitas en pro de pueril ensoñación imperial (…) si la locura representara cual porte carne, sin duda lo haría coronando este reino funesto, sentada en trono de paja y ajena a su propia quema provocada por sí misma...―Interrumpido brusco.

―¡Podría discernir traición en vuestra parla!

―¿Traición? Acertáis la treta aún equivocando pecador (…) vuestros designios no sólo traicionan aquello que jurasteis proteger, sucumben precipitados sobre vuestra estampa...Alteza.

Furia rige en el que no piensa, dejando el trono para ordenar a sus templarios detener al anciano y comprobar que no era tarde, más bien crepúsculo moribundo en gélida noche de cuchillos largos.

―¡Obedeced o vuestras testas adornarán la plazoleta, ensartadas!

―Sólo sois un loco que habla, vuecencia.―Intervino el consejero con más descaro.―Una corona sin súbditos es mero metal (…) muerto el perro se acabó la rabia.

PD. La realidad de nuestra esencia no trasciende a realezas aceptadas o deidades impuestas, somos carne y hueso subyugado a la obligación de convivir, comprender, respetar e intentar limar asperezas.

La egolatría de grandes monarcas en busca de su ascenso a la deidad nutre tomos enteros de historia. Y cuidado, indiferentemente de que la verdadera pretensión del rey sea construir un imperio que no tenga fronteras, guerras, hambre o necesidad alguna (…) pura utopía de alineados en su estirpe de sangre azul.

Le ocurrió al (posiblemente) mejor estratega de la historia, el macedonio inmortal Alejandro Magno. Afanado por unir y aprender de todas las culturas, invicto en el campo de batalla, fue víctima de su ensoñación benévola o locura, envenenado.
Me despido no sin antes desearte de lo bueno lo mejor con un hasta entonces...hasta ahora.
 

Dadelhos Pérez (Pepe Esparza)