domingo, 28 de mayo de 2017

Cuando llegó el tic (Relato/drama)


Las que fueron son y serán, es nuestra naturaleza.
Cuentos del ayer roto





Cruzar océanos de silencio ante segundo condena, suele ser el amargo que reseca paladar a centésima de ser testigo de como sesgan tu existencia. Fiel a mis temores que en todo momento caminaron lejos del mal fario, fui conducido a la diminuta capilla de los acabados entre los callados culpables y nosotros, culpables a punto de callar...
Diminuta presentara las panzas de la humilde iglesia, con sólo una puerta custodiada, troneras altas, cinco bancos viejos encarados al atril del sacerdocio y la cruz del creo, la misma que contempla lo que contempló desde que la barbarie conquistara nuestra tierra...
15 de Enero de 1937, en algún lugar de España.
Me senté donde ordenaron, mirando al prelado impasible armado con papel y lápiz. Redonda cara de alma que se entregó al credo y se vende, se traiciona, se esconde o simplemente sobrevive como puede en este infierno de muerte y pena...Jamás culpé, señalé o...
Es momento sombrío, hijos míos. No puedo más que rezar por vosotros ofreciéndoos el sacramento de la confesión (…) no es acto de mi devoción contemplar hasta donde nos ha llevado la locura.―No me importó demasiado si era sincero, la verdad.―Después de confesaros os daré para que podáis despediros de vuestros seres queridos, yo mismo me encargaré de que vuestras cartas lleguen a su destino.
Dejó entre mis manos esta deteriorada hoja junto a moribundo lápiz, y por primera vez en mi vida, alejado de trincheras, silbido de balas, del hambre en cuerpo y alma (…) por primera vez me dediqué el tiempo que nunca antes pude, al pensar cómo decirte sin referenciar las rápidas que me esperan en el paredón destino...
...Alma parte huérfana de esperanza, hueca, sin alabanza que ceda atisbo de vida aún respirando. A ti, a ti me refiero pues eres la única persona que me queda al marchar los que fueran por desgracias revenidas a manos de los jinetes de la muerte con los que cita nos aguarda...
Nada importa más que sonreír a la vida para besar a la que a nadie olvida arrancando efervescencias...Ya nada queda y todo alcanza, no temas puesto caminaré a tu lado hasta el muro de nuestra condena...Será nuestro paseo, nuestra despedida del infierno.”
Pero, Ángel...¿Esta carta está destinada a ti mismo?―Rarezas viera por desconocimiento.
Sí, es la única persona que me queda en este mundo (…) con el resto me reuniré al alba...
Fin.


PD. Enfrentarse solo a la muerte suele ser más sencillo que enfrentarse solo a la vida. En esta ocasión me sumergí en el peor escaparate posible como fue la guerra civil española aún siendo extrapolar al presente (cualquier tiempo)
No me explayaré más en argumentar lo despejado, despidiéndome no sin antes desearte de lo bueno, lo mejor; con un hasta entonces, hasta ahora.
Dadelhos Pérez