domingo, 14 de mayo de 2017

TEMORES que TEMEN o AMAN.


Me temo que temeré cuando los vientos cálidos de ayeres mermen, buscando mieles en el desdén de quien no acepta. Rompiendo la promesa de permanecer entero, mientras derrumban adentros enterrando al niño, coronando al viejo. Al son desesperante de ver cómo partes por deseo, punzando en mis carnes cuchillos hielo por tu nulo tacto.
Me temo que temiera de la misma manera, tras adentrarme en densos por estar convencido de vivir en claros. Probar inseguridades, viajar callado de casa al trabajo, del anhelo al desaliento hasta tranquear de lo vano a lo humano; en cántico alba florecida a media tarde, mirada tuya fulgurosa y mía de cobarde; temiéndome lo temido recorriendo mis carnes desde los pies hasta el estómago, pulmones, esófago, cuello, lengua y labios (…) para simplemente decirte…hola, escuchando brotar mis miedos desde tus carnosos globosos del carmín festejo...Hola, me llamo amor y a por ti vengo.
Temí temiendo, copiando al invierno convertido en primavera, cayendo en la vida plena que me esperaba de tu mano.
Ergo...Otros temores distintos albearon en nuestro verano mientras seguimos comulgando nuestras almas. Fuiste doncella, princesa, reina...y hoy eres diosa eterna...Te quiero sin temor, solamente...Te amo.
PD. Concretar década larga desde hechos, resulta monólogo de días enteros frente a mi dama. Pero hacerlo desde el raciocinio del alma sólo ocupa cinco minutos que quedan eternos en el recuerdo de lo realmente verdadero. 
Es lo que tiene no entender de hipocresía para poder escuchar la oda de tu esencia, esa voz que incluso dicta a la de la consciencia si te sabes oír.
No pretendo sembrar recelos al referirme en exclusiva a mí, tuve que aprender a andar, comer, respirar, hablar...Escucharme...Para alcanzar el equilibrio propio a las puertas de la felicidad…
…Ya sabes, esa señora que hay que trabajarla a diario (en mi caso) con la Diosa de mis universos (y para que nadie malinterprete) mi mujer, María.
Dejado el poso desde donde floreció lo hermoso uniendo nuestras almas, me despido no sin antes desearte de lo bueno lo mejor...con un hasta entonces, hasta ahora.
 
Dadelhos Pérez (Pepe Esparza)