lunes, 8 de octubre de 2018

Moribundo

Vuela mi mano más allá de los sentidos en noche cerrada, luz moribunda y tenue esperanza marchita.

Vuela pues busca mientras espero el beso de la eterna. Palpa la nada, dibuja creencias, acaricia mis adentros oníricos en el etéreo lienzo del afuera.

Y de gélido tacto, cálida ternura imperara con ósculo suave, dormecido por adormecerme pese a la insistencia de mi mano evasiva. Y fuera rima en verso negro recitado por los estertores finales cual llamada, convencimiento. Regresando la asustada ahora curada de todos sus miedos que fueron los propios.

Al son de lloros, en el lecho donde nunca amanece. Con el quizás desterrado, la duda olvidada, el recuerdo ardiendo y la paz conquistada. Albeé al otro lado de la vida, al adverso del diestro absurdo de la existencia, a la nueva hora, al drama, al dolor, al averno.

Soy el hálito de quien no respira, el recuerdo que muere y la prueba inherente de lo finito. Por breve.

© La Ranura de la Puerta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.